roja
La instalación de la artista María Laura Ise nos invita a recorrer una cartografía visual y emotiva que desprende un aura roja desde los diferentes soportes de sus obras como bordados, dechados, una escena de fotografía digital sublimada de manera manual, un muestrario de pequeñas piezas confeccionadas en telar, dibujos, objetos, corsets, vestidos, textos que despliegan lo poético y político del espacio.
La obra inicia en la conversación ficticia entre la artista y su abuela materna, en una trama infinita sobre vestidos y telas añejas que evocan y relatan memorias cómplices, como objetos de afecto y efecto de su propio mundo.
El cuerpo como primer territorio, la columna vertebral como estructura ósea en señal de aquello que nos sostiene desde dentro y también como el eje de nuestros pasos que avanzan en el afuera. Piezas de corsets desarmados citan opresiones y libertades en la historia de las mujeres.
Como parte de la acción de su obra, rescata, clasifica y pone en valor un patrimonio de lo íntimo y muchas veces intangible del territorio sin fronteras, ofrendas de otros, retazos de Chaco, de Ushuaia, hilos, lanas, prendas incompletas de la historia de la trama familiar propia y ajena.
Descubrir la pertenencia de aquello que construye nuestra percepción, construir un propio mundo, un bucle en el tiempo. En el trayecto, nos adentramos en el claroscuro del color rojo, invocando su espíritu en la fuerza, la sangre, el deseo, el poder, los amuletos, el tabú, la rebeldía, el pudor, el amor y el rojo otra vez en el pan, como alimento, como recuerdo, como la esencia que sobrevive en nosotros y en el tiempo.
Luisa Bancalari
Julio, 2025
Conversatorio en torno a Roja, exposición de María Laura Ise, curada por Luisa Bancalari
19 de julio de 2025.
Minerva Ante Lezama
Recién conocí la muestra que nos abraza en este momento. Pero conozco a María Laura hace muchos años, como quince, y quiero hablar un poco de lo que sé que hay detrás de una muestra como esta, de la parte que me ha tocado ver.
A María Laura la conocí en un espacio de mujeres, un espacio crítico de reflexión, de análisis, de compartir entre nosotras, de mirar nuestras prácticas artísticas a la luz de textos y testimonios de otras, de otros tiempos, de otros lugares. También trabajamos juntas en un colectivo de artistas feministas, hace más de una década, ambas coincidimos en que lo que se aprende al trabajar juntas se queda para toda la vida. Desde entonces nuestros caminos se entrelazan cada tanto, a pesar de estar en distintos países. Algunas de las piezas de esta muestra yo las conocía ya, o en formato de idea o de proceso, conocí algunos pedazos de tela o madejas de hilo que después se volvieron libros, historias o textos potentes, pero que hay que mirar de cerquita y con atención, María Laura parece que trabaja con una lupa que mira para adentro, por eso a veces sus hilos tienen un contenido microscópico que toca mirar con mucha atención. Algunas de estas piezas las miré en video llamada, en más de una videollamada. Miré algunos trazos de hilo como iban caminando, danzando sobre las telas, cada tanto, en varios momentos hasta que los terminó. Ahora me conmueve mirar estos mapas, estos registros, estas cartografías que encierran más de lo que una mirada rápida puede captar. Ahora tengo la impresión de que estamos en medio de una fogata, que fue construida sutilmente, pacientemente, con mucha conciencia, pero que al final arde con intensidad.
Una vez me dijo una tejedora mexicana que en los huipiles que tejen queda su ADN, que literal se tejían algunos cabellos de manera accidental al tejer los brocados y entonces algo de ellas se va con quienes se llevan el huipil. Acá María Laura seguro deja parte de sus emociones en los tejidos y bordados, algo de alegría, algo de enojo, algo de frustración, algo de regocijo, varias formas del amor que habita en sus diversas relaciones humanas. Yo la he visto tejer, con palabras, con hilos, con grafito, con pensamiento, María es una hábil tejedora de imágenes, de sentidos.
Para mí su trabajo es entre arqueológico y futurista, escarba en la historia, aunque duela, aunque provoque incomodidad, incomoda y lo hace con mucha dignidad, también parece que como en un rito nos lleva a futurear a partir de esa historia, a imaginar horizontes, a provocarlos, o a confundirnos para obligarnos a dibujarlos, ella también se confunde, se pierde, no creo que le guste pero sabe habitar muy bien la confusión y la busca entender y luego sigue, habita la confusión como espacio creativo. Cada pieza de María Laura tiene detrás un proceso de investigación amplio, una reflexión que pasa por sus vivencias y experiencia personal, y un trabajo arduo a contracorriente explorando desde lo técnico y lo estético, también desde lo emocional. Lo sé porque la he visto en acción, como investigadora, como creadora, como amiga. Lo que la inquieta se lo toma muy en serio, se da su tiempo, honra sus procesos que luego se transforman en piezas bellas y terribles también por lo que ponen de relieve; lo que crea tras esos procesos nos lo presenta de forma que no podemos tomarlo con menos densidad de la que ocupa en su cabeza y en su cuerpo.
A Luisa también la conocía, a lo mejor de otras vidas, o eso me inventé cuando María Laura me iba contando de ese vínculo con ella que teje lo profesional, con lo afectivo, con lo político. Desde ya la admiro a ella y admiro su trabajo, su capacidad de mirar, de investigar y organizar el mundo de los sentidos que implica lo artístico. De prestar atención de otra manera, aunque no parezca la manera más común, de encontrar sentido en donde otros colegas no siempre lo encuentran, de mirar aquello que quizás es otra forma de estética, una estética de la liberación.
Ambas me parecen mujeres radicales, que ponen el cuerpo y el espíritu de una forma muy potente cuando se trata de ser trabajadoras del arte, del campo del arte. Por un lado me parece que las entrelaza la curaduría afectiva, como le llama Corvalán (2015) a ese hacer a contrasentido de un mercado que anula los afectos y sentidos; la curaduría comunitaria que Juracán (2025) busca cada que activa un proceso de investigación y búsqueda de cómo contar nuestras historias y cómo entrelazar los símbolos para que estallen las sensibilidades; lo que Reylli (2019) plantea como activismo curatorial para hacerle frente a una historia del arte que ha negado a la mayoría de artistas, privilegiando cánones y estereotipos. Me honra saber que estamos emplazadas en medio de un trabajo profundo genuino y complejo de colaboraciones; entre la artista y sus ancestras; entre ella y sus redes y algunas personas que se sienten aludidas por su trabajo y le comparten sus historias y pasados en los hilos; entre la artista y la curadora; y entre ellas y el equipo de trabajo que hay detrás de esta muestra.
Roja la artista, su obra y el trabajo de la curadora que van desafiando los vicios tan incrustados en el campo del arte, menuda cosa en un lugar con tremendo nombre: Resistencia.
Sobre el proyecto: maría laura ise_roja_sobre el proyecto_pdf
Relato para escuchar María Laura Ise